La cocina de Benito Gómez en ‘Bardal’, otro gran motivo para volver a Ronda

Vamos poco por Ronda, pensamos cada vez que nos escapamos por allí. Y es verdad que nos queda un poco a desmano, pero basta asomarse al Tajo, recorrer su plaza de toros o pasearla de noche -cuando la mayoría de los turistas ya se han marchado- para recordar el encanto de esta localidad malagueña y los motivos para volver.

Y en la última visita sumamos uno más del que habíamos oído hablar mucho y bien: el restaurante Bardal, de Benito Gómez. ¡A buenas horas, ahora que hace ya casi un año que tiene una Estrella! Cierto, pero no hemos venido a descubrir ningún secreto, sino a confirmar lo que nos habían contado.

Escondido en las callejuelas entre cadenas de comida rápida y demás trampas para turistas, por las ventanas del comedor se cuela esa luz rondeña y de altura que parece venir directa del desfiladero. Nos estamos poniendo demasiado poéticos y aquí se viene a comer, que las vistas y los paseos ya vendrán luego.

Estamos, por cierto, en el mismo espacio que durante años albergó Tragabuches, donde en el año 2000 Dani García consiguió su primera Estrella Michelin. Benito Gómez tomó el relevo de García y mantuvo durante años la Estrella del local, pero después decidió emprender por su cuenta Tragatá -luego hablamos de eso- en la misma ciudad, y no tardó en convertirlo en el restaurante de tapas de referencia en Ronda.

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